Del 11 al 22 de noviembre se desarrolló la COP 29 (conferencia de las partes por sus siglas en inglés) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Bakú, Azerbaiyán. En un contexto apremiante de desafíos climáticos, luego de 28 reuniones anuales con avances y retrocesos y con la necesidad de avanzar en cuestiones claves como financiamiento, reducción de las emisiones, adaptación y transparencia se evidencia la falta de una aliada clave: la tecnología.
El secretariado de la ONU acreditó a más de 50 mil personas en la COP 29 y en un evento de tal magnitud se esperaría una mayor referencia a las diferentes tecnologías. Sin embargo, las menciones están muy asociadas a la gestión de datos para los créditos de carbono y se realizan en unos pocos eventos paralelos, sin ser parte del corazón de la negociación de las delegaciones oficiales.
Hay grandes oportunidades de potenciar la acción climática por medio de la tecnología. Algunas de sus aplicaciones pueden ser los modelos predictivos basados en IA, detección de fugas de emisiones de metano, contribuir a las redes inteligentes de generación distribuida, desarrollo de nuevas formas de almacenamiento de energía, edificios e industrias inteligentes, optimización de rutas en el área de logística y desarrollo de plataformas de colaboración para el intercambio de saberes diversos.
“Estamos perdiendo tiempo. La tecnología cómo herramienta está. Hoy se presenta como un acelerador tanto de la eficiencia como de la transparencia. Específicamente podríamos hablar de la inteligencia artificial y blockchain. Estuvimos participando del side event del Nairobi Working Group presentando casos donde la inteligencia artificial puede dar soporte en la adaptación, por ejemplo, contribuyendo con los sistemas de alerta temprana y ciudades más resilientes. Estamos perdiendo tiempo si en las mismas negociaciones no se está incluyendo una visión tecnológica” Facundo Armas - Director de Negocios Sustentables en Globant
Reducción de emisiones
Teniendo en cuenta que más del 75% de las emisiones mundiales provienen del sector energético, debemos considerar a la inteligencia artificial (IA) como una herramienta clave para optimizar el consumo energético y de recursos. En Argentina también representan una parte muy relevante, se lleva el 45% de las emisiones.
En menos de una década de desarrollo, contamos con múltiples herramientas de IA que contribuyen al cuidado del ambiente y la acción climática. A modo de ejemplo puede analizar datos meteorológicos históricos y en tiempo real (velocidad del viento, radiación solar, etc.) para predecir con precisión la producción de energía de parques eólicos y solares. Esto permite a los operadores ajustar la generación y el almacenamiento de energía, maximizando la eficiencia y la rentabilidad. A su vez, mediante el análisis de datos de sensores y el aprendizaje automático, la IA puede predecir fallos en los equipos de generación de energía antes de que ocurran. Esto reduce las costosas paradas no planificadas y aumenta la vida útil de los equipos.
En el caso de los edificios puede contribuir con una gestión inteligente de la climatización. Mediante el análisis de datos de sensores (temperatura, humedad, ocupación), la IA ajusta la calefacción y refrigeración de forma dinámica, minimizando el gasto energético. Además, optimiza la iluminación al regular su intensidad en función de la luz natural y la presencia de personas. Otro aspecto destacable es su habilidad para detectar patrones de consumo inusuales, lo que permite identificar fallos en los equipos o ineficiencias, facilitando el mantenimiento preventivo y la optimización del rendimiento energético.
Las "smart grids" o redes inteligentes son sistemas de distribución de energía eléctrica que utilizan tecnologías digitales avanzadas para gestionar el flujo de electricidad de forma más eficiente, fiable y sostenible. La IA puede predecir la demanda de energía con mayor precisión, integrando fuentes de energía renovables variables como la solar y eólica, y optimizando la generación y distribución de electricidad. Asimismo, puede incentivar a los consumidores a ajustar su consumo de energía en momentos de alta demanda, reduciendo la necesidad de generar energía adicional a partir de fuentes contaminantes. Además, puede analizar datos de la red eléctrica para predecir fallos y realizar un mantenimiento preventivo, evitando interrupciones del servicio y optimizando la eficiencia.
La IA también puede tener un rol clave en la agricultura y la ganadería, la cual genera el 12% de las emisiones mundiales, y en el caso de Argentina junto con otros usos de la tierra generan el 45%. Con ella se puede analizar datos de sensores (humedad del suelo, clima, tipo de cultivo) para determinar la cantidad precisa de agua necesaria, lo que permite un riego más eficiente y un menor consumo. Asimismo, puede optimizar el uso de fertilizantes al calcular la cantidad óptima para cada cultivo, reduciendo el uso de productos químicos y las emisiones asociadas. Además, la IA puede jugar un papel crucial en la identificación y control de plagas, permitiendo una gestión más eficiente y reduciendo la necesidad de pesticidas. Las optimizaciones vinculadas al sector agropecuario son sumamente relevantes para Argentina considerando que el 45% de las emisiones provienen de este sector.
Transparencia
La tecnología blockchain puede colaborar significativamente. Si hablamos de bonos de carbono puede utilizarse para crear un registro transparente e inmutable de los créditos de carbono, desde su generación hasta su retiro o canje. Esto facilita la trazabilidad, evita la doble contabilidad y aumenta la confianza en la integridad del mercado. Asimismo, puede facilitar la participación de proyectos de reducción de emisiones de países en desarrollo en los mercados globales de carbono, al proporcionar una plataforma transparente y de menor costo.
A su vez, la blockchain puede contribuir significativamente en el área del financiamiento climático. Se podría rastrear el flujo de fondos destinados a proyectos climáticos, asegurando que se utilicen de forma eficaz y transparente. Esto aumenta la confianza de los inversores y donantes, y facilita la rendición de cuentas.
Impacto ambiental
Ya sabemos que no todo lo que brilla es oro. Las tecnologías como la IA y blockchain son herramientas que deben ser utilizadas con responsabilidad y tienen un impacto ambiental significativo que debe reducirse en un corto plazo. Si hablamos de eficiencia debemos utilizarlas para reducir las emisiones y no caer en la paradoja de Jevons y duplicar la producción. Si hablamos de transparencia, debe ser funcional al proceso acordado evitando crear burocracias adicionales.
Conclusiones
La IA emerge como una herramienta poderosa para acelerar la acción climática y facilitar la transición hacia un futuro sostenible. Su capacidad para analizar datos climáticos, modelar escenarios futuros, optimizar procesos industriales y desarrollar soluciones innovadoras la convierte en un aliado estratégico para promover la acción climática. La IA está abriendo un abanico de posibilidades para mitigar las emisiones de GEI, adaptarnos a los impactos del cambio climático y construir un futuro más sostenible.
En este contexto es preocupante que solo en pocos eventos se haga mención a la IA, blockchain y otras tecnologías innovadoras, y que menos aún sean incluidas en las negociaciones como herramientas claves para acelerar la acción climática. La COP 29 perdió la oportunidad de integrar la tecnología como eje central de la acción climática. Brasil, anfitrión de la COP30, tiene la posibilidad de liderar este cambio y aprovechar el potencial de la tecnología para un futuro sostenible.