Este es el lema del evento que se celebrará este año del 22 al 29 de septiembre, y el cual se lleva a cabo en coordinación con las Naciones Unidas y la ciudad de Nueva York.
Si hablamos de encuentros de referentes climáticos, la semana del clima de Nueva York es el evento por excelencia. Una vez al año se reúnen líderes empresariales, referentes políticos, activistas, científicos, representantes de la sociedad civil y responsables de la toma de decisiones locales de todas partes del mundo en Estados Unidos. ¿Cuál es el motivo del encuentro? Impulsar la transición hacia energías renovables, concertar posiciones y defender las medidas para el cuidado del medio ambiente.
Este año, el lema es ¨Ha llegado la hora¨, ya que el 2024 comenzó con temperaturas más altas que nunca, después de un 2023 en el que ya se superó la media anual de 1,5 grados centígrados. Tanto los ciudadanos como las empresas están tomando conciencia de la necesidad de actuar con urgencia al observar los efectos del cambio climático a su alrededor.
Los más de 600 eventos rondarán alrededor de 10 temas principales: Energía, Justicia Ambiental, Finanzas, Alimentación, Salud, Industria Pesada, Naturaleza, Políticas, Vida Sostenible y Transporte. Los encuentros serán tanto presenciales como virtuales, por lo que la Semana del Clima de Nueva York será un evento híbrido.
De los temas mencionados, el de Finanzas será uno de los prioritarios; el enfoque estará puesto en el cambio hacia una economía baja en carbono y en oportunidades financieras para reconocer y reducir los riesgos climáticos en el contexto de una recuperación sostenible. En estas reuniones se analizarán iniciativas y estrategias que permitan al sector financiero, tanto público como privado, enfrentar el cambio climático y promover el desarrollo sostenible. Es menester mencionar que este tema guarda directa relación con lo trabajado por la FNGA durante la visita del mes de agosto al estado de California junto a la Delegación Oficial del Senado de Santa Fe, en la cual los bonos de carbono fueron los grandes protagonistas.
Otro tema a destacar va a ser el alimenticio, ya que se trabajará en cómo la agricultura contribuye al cambio climático. En este sentido, se considerarán los ecosistemas terrestres y las estrategias regenerativas en el contexto del clima, así como las formas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la producción alimentaria y agrícola. Además, se hará hincapié en la alimentación sostenible, la restauración de tierras y otros aspectos; entre ellos: la agricultura, la agrosilvicultura, el recorrido de los alimentos, el desperdicio de alimentos, la agricultura regenerativa, la gestión de tierras indígenas, el secuestro de carbono, las dietas sostenibles, la restauración de tierras, la conservación y la salud del suelo.
En tercer lugar, se abordará el sector energético, el cual genera dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero, siendo el más contaminante a nivel global: los edificios representan cerca del 40% de estas emisiones y un tercio de la demanda energética mundial. En este sentido, el programa de energía reúne a expertos para colaborar en la búsqueda de un futuro con emisiones netas cero mediante una transición justa. Los temas abordados incluyen, entre otros, energía renovable, transición equitativa, políticas de energía limpia, descarbonización, agendas económicas verdes y compromisos de cero emisiones (edificios netos cero, calefacción y refrigeración) y eficiencia energética.
En cuarto lugar, la industria pesada es otra gran responsable del cambio climático ya que el cemento y la siderurgia se encuentran entre los mayores emisores de carbono en el mundo, seguidos por los plásticos y el aluminio. En este sentido, el programa de Industria ofrece la oportunidad de discutir cómo estos sectores pueden reducir su consumo energético y aumentar la eficiencia. Una economía más circular podría lograr una reducción del 40 % en las emisiones de CO2 de estos sectores industriales clave, incluyendo plásticos, acero, aluminio y cemento.
En quinto lugar, la justicia ambiental no debe dejarse de lado ya que el privilegio, el poder y la opresión son determinantes en quiénes sufren más las consecuencias del cambio climático, afectando especialmente a las comunidades negras, morenas, indígenas, de color y migrantes. El programa de Justicia Ambiental se dedica a amplificar las voces y experiencias de aquellos que padecen los efectos del cambio climático, pero que han sido excluidos de los procesos de toma de decisiones. Implica aprender de las comunidades más vulnerables y permitir que sean ellas quienes lideren, asegurando que la justicia ambiental esté presente en todas las discusiones sobre el clima.
Por primera vez se incluye el tema de la salud, ya que como todos sabemos, el cambio climático representa una grave amenaza para la misma. Por lo tanto, abordar la crisis climática no solo es un imperativo ambiental, sino también una prioridad vital para la salud pública. Lo llamativo es que los responsables de políticas y líderes de la industria a menudo no comprenden este vínculo.
En séptimo lugar, la naturaleza por sí misma también es comprendida como uno de los temas fundamentales. El programa Naturaleza se centra en la importancia de conservar y restaurar los ecosistemas y la biodiversidad de nuestro planeta. Su objetivo es fomentar una conexión más profunda entre los seres humanos y la naturaleza, así como examinar nuestro papel en la creación de un mundo natural mejor para el futuro.
En octavo lugar, la acción a nivel individual, los cambios en nuestros estilos de vida y las mejoras en el entorno construido son fundamentales para abordar el cambio climático. Desde elegir hoteles y prendas de moda ecológicas hasta optar por restaurantes que generan menos residuos, todos podemos contribuir a la solución. El programa de Vida Sostenible organiza una variedad de eventos para inspirar a todos a convertirse en aliados del planeta y ofrece consejos sobre cómo nuestras acciones diarias pueden ser transformadoras tanto para nosotros como para el medio ambiente.
Lo mismo guarda relación con el noveno tema, el transporte: es el que más contribuye al cambio climático, representando una cuarta parte (23%) de las emisiones globales. En este sentido, el programa evalúa los beneficios de contar con un sistema de transporte más limpio y amigable con el medio ambiente; se analizan los sistemas de transportes públicos eléctricos, la utilización de vehículos privados eléctricos, entre otros.
Por último, se eligió mencionar la cuestión de la política ya que es la fundamental para impulsar todos estos cambios mencionados. La mejor manera de respaldar y acelerar la acción climática, es a través de políticas públicas que acompañen estas medidas. Las herramientas políticas establecen un marco para motivar a empresas, gobiernos y personas a actuar en pro del clima y acelerar la transición hacia emisiones netas cero. Desde incentivos fiscales para vehículos eléctricos, hasta regulaciones nacionales sobre manufactura, el programa abarca políticas en todos los niveles: local, estatal e internacional.
La Semana del Clima en Nueva York ya inició y las acciones climáticas son urgentes. Este año, ¿se lograrán medidas concretas?