Realizada en un año de récord de emisiones, temperaturas históricas y un contexto internacional ampliamente incierto y fragmentado, la COP29 de Bakú no consiguió adoptar los compromisos que la urgencia climática requiere, propiciando la insatisfacción de muchos actores -en especial, los países en desarrollo- y habiendo sido calificada por muchos como un “fracaso”.
Los intereses nacionales, como criterio rector de la conducta internacional de los Estados, estuvieron a la orden del día en unas negociaciones altamente polarizadas que dificultaron el alcance de un acuerdo final que responda efectivamente a las necesidades planteadas por el cambio climático. Los Estados desarrollados -los más contaminantes- hicieron uso de sus cuotas de poder para salvaguardar sus intereses económicos y eludir las responsabilidades requeridas, mientras que los Estados en desarrollo, con menor o escaso margen de maniobra, se mostraron descontentos frente a un acuerdo final que responde en buena medida a los intereses de los primeros.
La “COP del financiamiento”
La financiación verde y la negociación del Nuevo Objetivo Cuantitativo Colectivo fueron temas centrales de la COP29, buscando garantizar la movilización de los recursos necesarios, especialmente para los países en desarrollo, en la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, el acuerdo final -al que se llegó tras arduas negociaciones que duraron más de 48 horas- terminó defraudando las expectativas de este grupo de países. Según el mismo, los países desarrollados se comprometen a proporcionar 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035, una cifra considerablemente menor a los 1.3 billones de dólares que los países en desarrollo apreciaron como adecuados para hacer frente a sus necesidades. Al mismo tiempo, el acuerdo es inespecífico respecto al origen de los fondos, limitándose a determinar que los países desarrollados "tomen la iniciativa" y "movilicen", en lugar de "proporcionar", los fondos que, según los países en desarrollo, deberían ser de origen público.
Los intereses de los países desarrollados no sólo se evidenciaron en la cristalización en el acuerdo de sus deseos relativos a la financiación, sino también en las manifestaciones de protesta ante el hecho de que países como China o Arabia Saudita no fueran incluidos en la lista de donantes, en tanto siguen siendo considerados “países en desarrollo” en el ámbito de las Naciones Unidas. Los Estados, en el marco de la cooperación internacional, toman en consideración las ganancias relativas, esto es, quien gana más y quién gana menos con dicha interacción. Al ser catalogados como “países en desarrollo”, China y Arabia Saudita, si bien detentores de un considerable poderío económico y grandes contaminantes, quedan exentos de asumir las responsabilidades que el resto de los países desarrollados considera que también les corresponden, mereciendo dicha situación su oposición.
Por su parte, los países en desarrollo no dudaron en expresar su descontento y condenaron la falta de compromiso de los países del otro grupo. Colombia calificó al acuerdo como "débil". Los países del G77 argumentaron que el acuerdo final "está lejos de cumplir lo necesario". Desde Nigeria, se lo caracterizó como "un insulto".
Combustibles fósiles: un tema ausente
Celebrada en Azerbaiyán, un país que produce 617.000 barriles de petróleo por día, la 29ª edición de la COP tampoco logró avances en materia de transición hacia el abandono de los combustibles fósiles. Frente a las voces que claman por un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, el acuerdo final de la COP29 no hace siquiera mención alguna del tema, lo cual contrasta ampliamente con los importantes compromisos adoptados en la COP28 de Dubái, cuyo acuerdo final habló contundentemente del "principio del fin de la era de los combustibles fósiles". Por si fuera poco, el director ejecutivo de la edición de este año, Elnur Soltanov, fue filmado secretamente durante una negociación sobre oportunidades de inversión en gas y petróleo con potenciales inversores.
A este respecto, fue crucial la presión ejercida por los “petro-Estados”, que impidieron lograr el necesario consenso para la toma de decisiones. El representante de Arabia Saudita expresó que los países árabes no aceptarán “ningún texto que apunte a sectores específicos, incluidos los combustibles fósiles”, mientras que Rusia -que depende ampliamente de las exportaciones de petróleo, gas y carbón- fue criticada por, contrario a lo esperado, promover los combustibles fósiles desde su pabellón en Bakú, refiriéndose al gas fósil como “el combustible final para la humanidad”. No es menor tampoco que dichos países hayan ejercido presión nuevamente, el pasado 26 de noviembre, para que una resolución de la Asamblea General de la ONU no instará al abandono de este tipo de combustibles.
Reflexiones finales
Suele hablarse cada año de que la COP “fracasa” o llega a resultados muy someros. Tales observaciones estuvieron presentes respecto de la COP16 de Biodiversidad del mes de octubre, y nuevamente aparecen con relación a la COP29 de Bakú. En este sentido, y de cara a la COP30 de Belém, cabe reflexionar sobre si es el comportamiento naturalmente egoísta de los Estados, que actúan internacionalmente persiguiendo sus intereses particulares, la causa de que los compromisos adoptados cada año no se condigan con las expectativas y las necesidades planteadas por el cambio climático.
Recuadro:
El lunes 9 de diciembre, el presidente de la FNGA, Diego Sueiras, participó del panel "Balance de la COP 29: desafíos pendientes y expectativas en torno a la COP 30 de Belén - Brasil", organizado por la Fundación Cambio Climático, Ambiente y Energía (FUCCAE) y bajo la moderación de la ministra de Ambiente de Jujuy, María Inés Zigarán, y el ex gobernador Gerardo Morales. En el mismo expusieron también Juliana Almeida, experta de cambio climático del Banco Interamericano de Desarrollo; Pilar Bueno Rubial, subsecretaria de Cambio Climático y Transición Ecológica Justa en la Municipalidad de Rosario; Mariano Villares, co-fundador de Fundación Sustentabilidad Sin Fronteras; y Rosario Boggione, directora de Cambio Climático de la Provincia de Jujuy, quienes compartieron sus reflexiones respecto de la 29° edición de la COP, sus resultados, desafíos pendientes y las posibles estrategias de cara a la cumbre de Belém del año próximo.