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Ambiente sano y equilibrado, la libertad de un estado eficiente

Manuel Jaramillo

Director General en Fundación Vida Silvestre Argentina


Diversos elementos determinan la posibilidad de una vida en libertad: poder respirar, hidratarnos, alimentarnos y recrearnos. El acceso a ellos está directamente relacionado con la calidad del ambiente. El artículo 41 de la Constitución Nacional Argentina indica: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”.


Según la ciencia afrontamos una triple crisis global dada por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Los niveles de consumo de los recursos naturales sobrepasan la capacidad del ambiente de reponerlos y comprometen las posibilidades de las generaciones presentes y futuras de satisfacer sus necesidades.


Estamos incumpliendo con nuestro deber Constitucional de preservar el ambiente. Entre los años 2007 y 2021 hemos perdido 2,8 millones de hectáreas de bosques nativos y el 76 % de esa deforestación ha ocurrido en áreas prohibidas por la Ley 26.331. En la última década la temperatura media anual en la Argentina aumento más de medio grado centígrado, con consecuencias nefastas, y hasta trágicas, que han limitado la libertad del pueblo argentino de realizar cultivos tradicionales, mantener prácticas productivas y desarrollar procesos culturales. Entre el 2019 y el 2022 2,5 millones de hectáreas de bosques, pastizales, humedales y otros ecosistemas fueron consumidos por el fuego, a raíz de ello muchos ciudadanos perdieron su libertad de habitar una vivienda digna, desarrollar su actividad productiva, mantener el valor de su propiedad privada, o conservar la biodiversidad para su beneficio y el de la sociedad.


Las inundaciones provocan pérdidas anuales de hasta 1.400 millones en activos y de 4.000 millones de dólares en pérdidas de bienestar social y se estima que para 2050 Argentina podría perder hasta 6% de su PBI debido a sequias, inundaciones y olas de calor. La erosión hídrica es la responsable de la disminución de calidad de los suelos que genera pérdidas anuales por más de 30 millones de dólares en la producción agrícola.


Cada año la industria pesquera descarta más de 110 mil toneladas de merluza en buen estado que son devueltas sin vida al mar, mientras los ciudadanos argentinos perdemos la libertad de acceder a una alimentación asequible y saludable o de disponer de fuentes de empleo formal y estable.


Todos estos factores han limitado nuestro derecho a gozar de un ambiente sano y equilibrado y han afectado nuestra libertad de desarrollo humano y de satisfacción de nuestras necesidades.


A la vez, altos índices de pobreza, indigencia, niveles de inflación y de pérdida del poder adquisitivo nos indican que destruimos nuestro ambiente al tiempo que nos subdesarrollados, afectando nuestra libertad de un buen desarrollo.

Esta situación demuestra que la presencia del estado no es suficiente para asegurar nuestra libertad, para ello es primordial que la presencia se complemente con la eficiencia en el cumplimiento de su rol. Es hora de celebrar 40 años de democracia, que mejor que hacerlo construyendo un estado presente y eficiente.


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