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Un banquero con vocación social y ambiental: entrevista a Joan Melé

FNGA entrevistó a Joan Melé, impulsor de la denominada "banca ética" en Latinoamérica y referente de las inversiones en proyectos sustentables y de alto impacto.


Joan Melé es un banquero español con más de 40 años de experiencia profesional en finanzas. Es promotor de la Banca Ética Europea y Latinoamericana. Fue co-fundador de Triodos Bank en España y actualmente preside la Fundación Dinero y Conciencia, propietaria del grupo financiero que promueve la Banca Ética Latinoamericana. Posee el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Champagnat de Argentina y la nominación al ranking de los “100 latinos más comprometidos con la acción climática 2020”.


Pregunta (P): ¿En qué momento de su carrera decidió involucrarse más activamente en las causas sociales y medioambientales? ¿Por qué motivo?


Joan Melé (JM): Podría remontarme a mi infancia, cuando mi abuela materna me contaba cuentos de personas con problemas. Siempre había un grupo de personas que se volcaban en ayudarles. Ya eso me encantaba, lo llevo dentro desde pequeño. O a la adolescencia, cuando hice un voluntariado con el colegio en barrios muy pobres de Barcelona. Lo social, lo humano en general, han sido siempre una preocupación.


Cuando entré a trabajar en la banca tradicional, me gustó porque teníamos un cometido social y llegábamos mucho a la gente. A finales de los 80’, con la globalización, la banca degeneró su principio y se convirtió en pura especulación. A finales de los 90’, descubrí este concepto de “banca ética ”. Empecé a averiguar, y en el año 2000 se realizó en Barcelona el primer Congreso de la Banca Ética. Allí, con algunas personas creamos una asociación para difundir este concepto de finanzas éticas y solidarias, dando a conocer a la gente que había otra manera de hacer banca moderna. En 2004, Triodos Bank, un banco europeo que se había fundado en 1971, me propuso formar parte del desarrollo en España de este concepto de “banca ética”, que aquí no se conocía. A partir de 2005 fue que me comprometí no sólo dando charlas, sino también haciendo posible su desarrollo en España, y tuvimos muchísimo éxito.


Después me preguntaron: “¿Y por qué no en Latinoamérica?”. Yo ya había viajado a Latinoamérica a dar conferencias y vi que allí era más necesario que en ninguna otra parte. Me podía quedar viviendo en Barcelona con el éxito que habíamos conseguido y vivir tranquilo, pero el término “vivir tranquilo” nunca me ha gustado, siempre me ha parecido inoportuno. Uno no puede estar tranquilo mientras alrededor se está sufriendo, y decidí dejarlo para desarrollar la banca ética en Latinoamérica.


P: ¿Qué características tiene la Banca Ética?


JM: Llevo 46 años de profesión y nunca ningún cliente le preguntó a su banco “si yo deposito dinero en el banco, ¿ustedes qué van a hacer con mi dinero? ¿A quién sirve mi dinero mientras yo no lo uso?”. La gente pregunta “¿cuánto ganaré? ¿Estoy seguro o no estoy seguro? ¿Ganaré mucho o poco?”. Empezar a plantear las preguntas de a quién sirve tu dinero mientras no lo usas, qué hace el banco, llevan al despertar de la conciencia.


La gente empezó a descubrir en los años 60’, con la Guerra de Vietnam, que sus fondos de inversión financiaban la guerra. Hoy en día es más complejo. El 99% del dinero que mueve el sistema financiero internacional es especulación. Detrás no hay nada, no sirve para nadie. En Latinoamérica, desde México hasta la Patagonia, existen miles de proyectos que podrían generar riqueza, puestos de trabajo, reducción de la desigualdad, pero que no se pueden desarrollar porque no encuentran la financiación adecuada.


La banca ética financia proyectos que aporten valor a la sociedad, y, por supuesto, también rentabilidad económica. Estamos hablando de hacer negocios. Pero no se puede financiar a una empresa que contamina, lo mismo con una empresa que explota a sus empleados o que discrimina a las mujeres.


En nuestro caso, colaboramos en tres grandes sectores. Financiamos empresas que aporten valor a la cultura (principalmente a la educación), al desarrollo social y al medio ambiente. No financiamos proyectos que tengan alta rentabilidad económica, pero que sean perjudiciales, como la energía nuclear. Otro pilar es la transparencia. Los clientes tienen el derecho y la responsabilidad de saber qué está haciendo el banco con su dinero. Estos dos pilares, criterios éticos y transparencia, hicieron que la gente nos llamara “banca ética”. La pregunta es ¿por qué no todos los bancos son así? Porque la sociedad lo permite.


P: ¿Qué diferencias y qué puntos de encuentro existen entre la banca solidaria en Europa y la Banca Ética en América Latina?


JM: En Latinoamérica estamos desarrollando la Banca Ética en base a los modelos que conocemos tradicionalmente, por ejemplo, Triodos Bank. Si bien las necesidades sociales y ambientales que tiene Europa son muy diferentes a las de Latinoamérica, en ambas regiones se da una desigualdad económica que clama al ciclo. La riqueza más extraordinaria vive de una forma ostentosa, a veces casi obscena, frente a la pobreza más desoladora. Puede haber favelas y condominios de lujo conviviendo uno al lado del otro.