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Elecciones en Brasil: polarizaciones en materia ambiental

Las próximas elecciones presidenciales en Brasil tendrán consecuencias no solo a nivel interno e internacional, sino que también serán claves para el futuro del Amazonas.

Históricamente, Brasil promovió legislaciones ambientales avanzadas, contribuyendo a frenar la deforestación del popularmente denominado “pulmón del planeta”. Sin embargo, según un estudio publicado en Nature -una de las más prestigiosas revistas científicas a nivel mundial-, la relajación de la protección ambiental desde 2019 ha revertido los avances de años anteriores en el control de los incendios en la Amazonía y "ha provocado algunos de los impactos potenciales más graves sobre la biodiversidad desde 2009".


Esto se debió especialmente a que el actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha defendido la flexibilización de la política ambiental. Bolsonaro busca su reelección en octubre, por lo que es probable que esta tendencia a la desprotección del ambiente continúe profundizándose en el caso que se mantenga en el poder, mientras que los opositores presionan por un giro sostenible.


En este sentido, la consultora Inteligência em Pesquisa e Consultoria Estratégica (IPEC) anunció que Luiz Inácio Lula da Silva, fundador del Partido de los Trabajadores (PT) y presidente de Brasil entre los años 2003 y 2010, cuenta con el 52% de intención de voto de cara a la carrera presidencial, seguido por el actual mandatario, del Partido Liberal (PL), con 37%. En tercer lugar, aunque con una amplia brecha, se ubica Ciro Gomes, exministro, del Partido Democrático Laborista (PDT, por sus siglas en portugués) con un 7%. Luego, Simone Tebet, senadora del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) atrae solo al 2% del electorado, mientras que con el 1% se quedaría Vera Lúcia, del Partido Socialista de Trabajadores Unificado (PSTU).


Se espera que esta sea una de las contiendas electorales más polarizadas desde el regreso a la democracia en Brasil.

Con el fin de impedir un triunfo de Bolsonaro y defender las instituciones democráticas, Lula da Silva escogió como compañero de fórmula a Geraldo Alckmin, del PSB, a quien enfrentó durante las elecciones presidenciales de 2006, cuando el dirigente conservador era gobernador de San Pablo.


Durante la campaña, Lula anunció que en el caso de llegar a la presidencia se centraría en la promoción de nuevos puestos de trabajo a través de obras públicas, la protección del Amazonas, el impulso de la inclusión social y la diplomacia brasileña. De esta manera, ha situado al tema ambiental entre sus prioridades. En sus palabras, mencionó que “cuidaremos del asunto del clima como nunca antes” y prometió terminar con la minería ilegal. Para el candidato, “si el mundo está dispuesto a ayudar, mantener un árbol en pie en la Amazonía puede ser mejor que cualquier otra inversión”. El cuidado del ambiente es un área de contraste con Bolsonaro, quien no solo ha relajado las legislaciones, sino que además defiende la minería y busca autorizar la explotación de tierras indígenas.

A un mes de la disputada elección, si se tiene en cuenta el contexto político regional en el que triunfan las izquierdas y son derrotados los oficialismos, es probable que el ex presidente brasileño vuelva al poder en el país vecino.

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