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COP 27: Objetivos versus resultados

Este año la Conferencia de las Partes tuvo lugar en Sharm el-Sheij, Egipto, entre el 7 y el 18 de noviembre. Allí, los países del Sur Global mostraron una gran unidad para lograr avances en las negociaciones sobre pérdidas y daños ambientales, pero los especialistas advirtieron sobre las graves consecuencias de no haber sido más ambiciosos en adaptación y mitigación.

Por Lucía Salvalaggio

El término 'COP' hace referencia a las conferencias anuales sobre el clima más grandes e influyentes del mundo, debido a su alcance internacional y a que abarcan discusiones políticas, económicas y sociales entre los Jefes de Estado. El acrónimo hace referencia a la “Conferencia de las Partes”, relacionada con los países signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), un tratado internacional para responder a la crisis climática.


La importancia de estos encuentros radica en que definen medidas para combatir la crisis climática a escala global. Además, a lo largo de los años (la primera conferencia se celebró en Berlín en el año 1995), la instancia fue incorporando una gran diversidad de actores por fuera del marco estatal, como los representantes de la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales, las juventudes, los y las activistas climáticos o las empresas privadas. Si bien en la edición de 2022 se problematizó el rol que se les da a estos otros participantes en las negociaciones centrales, poco a poco se puede ver una convocatoria más amplia y plural: se realizan reuniones bilaterales, ponencias, debates y compromisos de actores multinivel en paralelo a las negociaciones estatales centrales.


De hecho, en esta edición se dedicó por primera vez un pabellón a la infancia y la juventud. Asimismo, la conferencia contó con el primer Foro sobre el clima dirigido por jóvenes, en el que participaron varios encargados de alto nivel de la formulación de políticas. En el acuerdo de cierre, los delegados instaron a los países a designar a personas jóvenes en los equipos de negociación para futuras conversaciones sobre el clima.


Como cada año, las dos semanas de debates estuvieron atravesadas por diferentes temas articuladores. En la COP27, los mismos fueron: mitigación, adaptación, balance mundial, financiamiento y pérdidas y daños. Es importante destacar, también, que la crisis energética que se está viviendo por la guerra entre Rusia y Ucrania fue un tema circundante, teniendo en cuenta que los precios de la energía se están disparando y eso ha duplicado las inversiones gubernamentales destinadas a reducir artificialmente el coste de los combustibles fósiles, aumentando, por ende, la dependencia de las fuentes de energía más contaminantes del mundo.


Sin embargo, el hecho de que los temas sean puestos sobre la mesa no implica que se lleguen a acuerdos sólidos en cada uno de ellos, ya que se deben tener en cuenta los intereses y las capacidades de imponer o deslegitimar demandas por parte de cada país. Con respecto a las pérdidas y daños, fue uno de los temas más debatidos y obtuvo una gran “victoria” para los países en vías de desarrollo: el Plan de Implementación de Sharm el-Sheij definió “establecer nuevos arreglos de financiación para ayudar a los países en desarrollo que son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático para responder a las pérdidas y los daños, incluso centrándose en abordar las pérdidas y los daños proporcionando y asistiendo en movilizar recursos nuevos y adicionales, y que estos nuevos arreglos complementen e incluyan fuentes, fondos, procesos e iniciativas dentro y fuera de la Convención y el Acuerdo de París". De esta manera, se incluyó en la conclusión final establecer un fondo para responder a las pérdidas y los daños, una de las principales demandas del Sur global. Para ello, es pertinente destacar que se definió el establecimiento de un Comité, el cual se reunirá al menos tres veces al año y servirá como un mecanismo de coordinación que guiará y supervisará la definición de los detalles para la posterior implementación de los nuevos arreglos de financiamiento y el fondo, incluyendo su modalidad, su estructura, la gobernanza, sus fuentes de financiamiento y cómo podrá complementarse con financiamientos ya existentes. Esto significa que aún no entrará en operaciones sino hasta la próxima COP28.


Por otro lado, relacionado a los temas de adaptación y mitigación, la COP27 dejó resultados que, aunque la ONU los plantea como un gran avance, para otros sectores, como las ONG ambientales, no son novedosos ni ambiciosos. El texto final, si bien insta a los gobiernos a revisar y reforzar los objetivos de 2030 en sus planes climáticos nacionales, no menciona el pedido de muchos activistas respecto a la eliminación gradual de los combustibles fósiles, y hace escasas referencias a la ciencia y al objetivo de 1,5 grados, para el cual las emisiones tendrían que caer un 43% para 2030. Se han hecho, además, nuevas promesas de contribuciones al Fondo de Adaptación por un total de más de 230 millones de dólares; pero las mismas no parecieran ser suficientes si tenemos en cuenta que se ha pedido así mismo al Comité Permanente de Financiación de ONU Cambio Climático que prepare un informe sobre la duplicación de la financiación de la adaptación para su consideración en la COP28 el año próximo.


En este sentido, Manuel Pulgar-Vidal, Líder Global de Clima y Energía de WWF y Presidente de la COP20, dijo: “El acuerdo sobre pérdidas y daños acordado es un paso positivo, pero corre el riesgo de convertirse en un 'fondo para el fin del mundo' si los países no se mueven más rápido para reducir las emisiones y limitar el calentamiento global a menos de 1,5 °C. Al no acordar la eliminación gradual de los combustibles fósiles en la COP27, los líderes han perdido la oportunidad de acelerar su eliminación. Sin recortes de emisiones rápidos y profundos, no podemos limitar la escala de pérdidas y daños”.


Los expertos no son los únicos que opinan que, sin la eliminación de los combustibles más dañinos con el ambiente, los avances nunca serán significativos. Aun en un país como Egipto, en el que las manifestaciones públicas están prohibidas de facto y que limitó las protestas durante la cumbre a un espacio reservado junto al centro de conferencias, la sociedad civil alzó la voz en contra de los combustibles fósiles.


Por último, el eje de financiamiento en materia de proyectos o medidas asociadas al clima, fue una parte clave. El acuerdo final destaca que se necesitan invertir entre US $4 y 6 billones cada año en energía renovable desde ahora hasta 2030, incluidas las inversiones en tecnología e infraestructura, para que podamos lograr las cero emisiones netas para 2050.


Como conclusión, para Pulgar-VidalEs inaceptable que los negociadores no hayan logrado llegar a un acuerdo más ambicioso que el de Glasgow el año pasado. Ahora los gobiernos deben redoblar sus esfuerzos para reducir las emisiones y tomar las medidas transformadoras necesarias para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C. La cumbre climática COP28 del próximo año debe ser la COP de la credibilidad climática”





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