Delfina Sanchez Almeyra
Área de Comunicación de la FNGA
Contenidos gentileza de Aapresid
Bajada: La importancia de apostar al campo para la protección del medio ambiente.
Cuerpo: La agricultura protagoniza un doble rol en el cambio climático, siendo responsable de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y uno de los sectores que más sufre las consecuencias del calentamiento global.
A este escenario, se suma el desafío de aumentar la producción mundial en un 47% para alimentar al planeta en 2050, lo que obliga a repensar los sistemas agroalimentarios como capaces de producir más alimentos, fibras y bioenergías con menor huella de carbono.
Bajo este marco, Argentina y la región tienen una oportunidad única de ser líder global en la adopción del Sistema de Siembra Directa (SSD): un modelo de producción que maximiza el secuestro de CO2 de la atmósfera para transformarlo en biomasa a través de la fotosíntesis y capturarlo bajo formas orgánicas en el reservorio de carbono terrestre más grande del planeta: el suelo.
Recursos como las buenas prácticas agropecuarias de no labranza, la rotación de cultivos y promoción de la biodiversidad, la nutrición balanceada de los suelos y la adopción de herramientas que brinden servicios de recuperación y cuidado del ecosistema, como los llamados cultivos de servicios, son esenciales para conquistar un sistema de producción sustentable.
Tal es así, que en el compromiso de promover la defensa del ambiente y la lucha contra el cambio climático, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y la Fundación Nueva Generación Argentina (FNGA), firmaron un acuerdo de colaboración para posicionar al sector agropecuario como generador de riquezas y oportunidades en forma sostenible, impulsar las buenas prácticas agropecuarias y posicionarlo como referente en la vanguardia tecnológica, empresarial y de sostenibilidad.
Objetivos del acuerdo
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La Red de Carbono de Aapresid
En el contexto de cambio climático, Aapresid entiende que la agricultura cuenta con un aliado que puede ser estratégico: nuestros suelos. Éstos son el reservorio de carbono orgánico más grande del planeta, pudiendo almacenar de 2 a 3 veces más carbono que la atmósfera.
A través de la fotosíntesis, los cultivos pueden capturar CO2 de la atmósfera y transformarlo en formas orgánicas para almacenarlo en el suelo como Carbono Orgánico de Suelo o (COS).
Este proceso tiene un doble beneficio: reduce su presencia en la atmósfera, colaborando en la mitigación de los efectos del cambio climático y además asegura el incremento de la salud de los suelos.
Pero ¿cuánto carbono pueden almacenar? ¿de qué depende? ¿Cómo podemos potenciar ese secuestro y cerrar las brechas entre lo real, lo alcanzable y potencial? ¿Podemos, a través de estas estrategias, reducir la Huella de Carbono de la producción Agropecuaria y acercarnos a un Agro carbono neutro?
Estos son los objetivos principales de la Red de Carbono de Aapresid, uno de los proyectos más ambiciosos de la institución y que, recientemente publicó los resultados de un estudio a nivel nacional.
El mismo incluyó la construcción de mapas de brechas que muestran los niveles actuales y potenciales de captura de carbono de los suelos agrícolas. Estos se construyeron usando modelos de simulación con proyecciones a 20 y a 50 años.
Entre los resultados más relevantes, los mapas revelan que, para el promedio de las tierras agrícolas del país, los suelos se encuentran a sólo el 46% de su capacidad de secuestro de carbono orgánico del suelo (COS).
Por otro lado, se vio que la adopción masiva de prácticas como siembra directa continua, rotaciones con gramíneas, cultivos de servicios y manejo balanceado de nutrientes ayudarían a cerrar la brecha entre lo actual y lo alcanzable. Esto representaría un incremento de 15-20% de los niveles de COS actuales, y permitirá mitigar más de la mitad de las emisiones ligadas a la agricultura nacional. Esto representa una oportunidad única para posicionar a nuestro país como productor de alimentos de menor huella de Carbono.
Siembra Directa y sus beneficios para combatir el cambio climático
La Siembra Directa es la práctica de implantar un cultivo sin labrar la tierra previamente, usando sembradoras adaptadas que permiten depositar las semillas en un surco de escasos centímetros para asegurar un buen contacto semilla-suelo. Fuera de este surco, el suelo permanece en su estado natural y protegido por los residuos o cultivos anteriores.
Sin embargo, el concepto de Sistema de Siembra Directa (SSD) -que promueve Aapresid- comporta otra complejidad.
El SSD requiere no solo ausencia de labranzas sino en la integración de prácticas como la diversificación estratégica de cultivos y actividades, la búsqueda de secuencias de cultivos que maximicen el tiempo durante el cual el suelo está en interacción con raíces vivas, la nutrición balanceada y el manejo integrado de plagas. Este esquema permite producir y regenerar el suelo, mejorando sus condiciones físicas, químicas y biológicas. Además logra hacer un uso más eficiente del agua, recurso que en cultivos de secano es generalmente el factor limitante en la producción.
La misma se posiciona no solo como modelo que permite aumentar la producción de alimentos, fibras y energías, cuidando y mejorando el ambiente, sino también como aliada en la lucha contra el cambio climático, a través del secuestro de carbono en los suelos bajo la forma de carbono orgánico.