Se cree que los derechos humanos se ven solamente amenazados por regímenes autoritarios, conflictos armados (sean estos internos o internacionales) dentro de países en vías de desarrollo. Sin embargo, existen hoy en día nuevas amenazas asociadas a los desastres naturales y al cambio climático, que devienen en violencia, conflicto, pobreza y que a su vez afectan el goce de los derechos humanos de cientos de miles de personas tanto de países en vías de desarrollo como en los desarrollados
Tradicionalmente, los desastres naturales han sido concebidos como un desafío logístico abordado a través de operaciones de rescate y distribución de asistencia de agua potable, abrigo y medicamentos. El problema reside en que se le ha dado poca o nula atención al impacto devastador de estos fenómenos ante el goce de los derechos humanos en todo el mundo. Solo basta con ver en el mes de junio cómo las temperaturas se dispararon en el suroeste de Estados Unidos, mientras que en el Mediterráneo, las olas de calor de julio acabaron provocando incendios forestales y forzaron la evaluación de miles de personas en la isla Griega de Rodas. Además, las olas de calor en Europa y el norte global han producido una suba de más de dos grados Celsius. En el hemisferio sur se puede citar a las inundaciones sufridas en los últimos días en La Plata como un claro ejemplo de tal desastre.
Cabe destacar que las personas que terminan siendo afectadas por los desastres naturales como terremotos, tsunamis, inundaciones o sequías, experimentan serios obstáculos al ejercicio de los derechos humanos. Tal es así que el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas reconoció categóricamente el impacto del cambio climático en la protección de los derechos humanos al adoptar la Resolución 7/23 en la cual se afirma que “el cambio climático crea una amenaza inmediata y de gran alcance para la población y las comunidades de todo el mundo y tiene repercusiones sobre el pleno disfrute de los derechos humanos”.
Es cierto que la falta de atención a la protección de derechos humanos de las personas en el contexto de los desastres naturales no es deliberada forzosamente, sino que de manera frecuente responden a la aplicación de políticas inadecuadas, incapacidad o simplemente desidia por parte del Estado. Por ello, el principal responsable continúa siendo el Estado en lo que a la mitigación y la protección de la población que habita en su territorio respecta.
En otras palabras, tanto los desastres naturales como el cambio climático han dejado de ser una mera amenaza potencial a los derechos humanos, para convertirse en un real desafío humanitario que compromete las estructuras legales actuales vigentes. La aplicación de un enfoque que sea basado en derechos humanos lleva consigo la revisión de prácticas y mecanismos de respuestas que tradicionalmente los Estados y las agencias humanitarias han aplicado a diversos fenómenos. Implica entonces, incorporar políticas estatales bajo el paraguas de la obligación genérica del estado de respetar y garantizar los derechos humanos, además de una reconfiguración en el plano multilateral, para que tanto las Conferencias de Partes como el Acuerdo de París y diversos Acuerdos internacionales no acaben siendo mera letra muerta en un documento.