top of page
Foto del escritorDiego Sueiras

La economía azul: frenar la destrucción de lo vital


El agua es vital para nuestra vida. A pesar de ello, los océanos se están acidificando producto del dióxido de carbono adicional que los seres humanos hemos acumulado en la atmósfera mediante la quema de combustibles fósiles, la tala de bosques y otras acciones. Desde siempre, los cuerpos de agua han funcionado como purificadores de nuestro aire. Los ríos se están contaminando y estamos destruyendo los humedales. A estos últimos debemos defenderlos, no solo por el agua que contienen, sino también por los servicios ecosistémicos que brindan, por su rol clave en regular el cambio climático y colaborar en la adaptación al mismo.

La economía azul es una disciplina que se centra en el papel de los mares como fuente económica y en la importancia de gestionar sus recursos de manera eficiente, restaurando los ecosistemas dañados e introduciendo tecnología e innovación que permitan un aprovechamiento sostenible de los mismos en el futuro. Desde la FNGA creemos que este concepto debe ser ampliado a los ríos, y por supuesto a los humedales.

Desde 1971, a nivel internacional existe la obligación de calificar y proteger a los humedales, por la firma de la Convención Ramsar; un tratado intergubernamental que proporciona el marco para la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos mediante acciones locales, nacionales y de cooperación internacional. Hasta la fecha lo suscriben 172 países, entre ellos Argentina que ratifica esta Convención con la Ley 23.919.

Nuestro país cuenta actualmente con 23 sitios designados como Humedales de Importancia Internacional (Sitios Ramsar), con una superficie de 5.716.578 hectáreas. En Santa Fe se encuentran: la Laguna de Melincué, el Delta del Paraná y la región de Jaaukanigás.

Frente a la delicada situación que están atravesando estos ecosistemas, es necesario una Ley de Humedales que termine de definir cuales son y que cuente con su propio inventario, calificandolos y determinando el sistema de producción sostenible para cada uno. Esta Ley le daría estabilidad a la gestión de los humedales, la cual debe estar definida y controlada por organismos especializados.

Luego del último fracaso, con la suspensión del plenario de las comisiones para tratar esta Ley en la Cámara de Diputados de la Nación, debe de una vez por todas conciliarse desde un federalismo ambiental los intereses de los ambientalistas, ciudadanos y productores.

Somos conscientes que la Ley de Humedales no va a parar los incendios y el humo que respiramos de un día para el otro; pero es imprescindible que salga cuanto antes para defender estas zonas vitales. Insistimos en que debemos hacer un esfuerzo que reúna a todas las partes involucradas y active a la justicia para frenar las quemas.

La experiencia internacional es fundamental, y se deben aprovechar las herramientas financieras y su apoyo, que permitan promover el desarrollo y la producción sustentable; es por ello que durante la Semana del Clima de Nueva York realizamos intercambios con diferentes referentes y autoridades para internacionalizar el tema.


Por Diego Sueiras

bottom of page