Santiago Sosa
Área de
Relaciones Internacionales FNGA
Considerada una de las “siete maravillas naturales del mundo”, la isla de Jeju destaca por su compromiso con las prácticas sostenibles, especialmente en el ámbito del turismo.
Con aproximadamente 670.000 habitantes y un área de 1833,2 kilómetros cuadrados, Jeju es la isla más grande de Corea del Sur y ha sido catalogada como una de las “siete maravillas naturales del mundo”. Administrativamente, en su territorio -formado hace aproximadamente 2 millones de años a partir de erupciones volcánicas- se ubica la provincia autónoma especial homónima. Se trata de uno de los principales destinos turísticos de Corea del Sur, habiendo recibido tres certificaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO): Reserva de la Biósfera (2002), Patrimonio Mundial Natural (2007) y Geoparque Mundial (2010).
Además de su única biodiversidad, lo que singulariza a Jeju son los esfuerzos, a partir de articulaciones entre sector público y sector privado y entre Estado y sociedad, destinados a convertir a la isla en un destino de ecoturismo. La Sociedad Internacional de Ecoturismo define al ecoturismo como un “viaje responsable a áreas que conservan el medio ambiente, sostienen el bienestar de la población local e implican interpretación y educación”.
Una de las prácticas turísticas que se fomenta está vinculada con la caminata: el sistema de senderos Jeju Olle habilita a los excursionistas a conocer la biodiversidad de la isla y descubrir más de 135 pueblos. También existe una importante red de senderos para bicicletas, en sintonía con la política de la isla de fomentar los vehículos alternativos para lograr el objetivo de la descarbonización.
Por otro lado, desde 2011, el gobierno de Jeju y la Organización de Turismo de Jeju implementan el programa “E-Run Trip”, que ha recibido la certificación de evento con cero residuos por el Instituto Internacional para la Certificación de la Sostenibilidad (IGCS) y la Certificación Libre de Plástico de Italia. Dicho programa conlleva que los turistas se involucren en la actividad del buceo para recolectar desechos marinos que luego son reutilizados como insumos por artistas locales. Ello contribuye no sólo a la protección del mar y a la economía local, sino también a la preservación inmaterial de la cultura de Jeju, en tanto se inspira en la práctica de las Haenyeo, mujeres buceadores de la isla, que ha sido catalogada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Asimismo, las autoridades de la isla han creado numerosos parques. El Parque Natural de Jeju, el Parque Nacional de la Isla Udo o el Parque Nacional de Hallasan son algunos ejemplos, ubicándose en los mismos muchas de las numerosas atracciones naturales (cuevas, playas, cascadas, acantilados, montañas), que le han ganado a Jeju el apodo de “Isla de los Dioses”:
Finalmente, los esfuerzos para lograr una comunidad sostenible también provienen desde el sector privado, que ha demostrado un enorme compromiso en la materia. Ello se puede vislumbrar en los hoteles de la isla, que se han comprometido con prácticas sostenibles tales como el reciclaje, la no utilización de plásticos, la inversión de parte de sus ganancias en proyectos comunitarios y sustentables, el bajo consumo de agua, el uso de energías renovables y la compensación de carbono.