La Fundación Desafío Bariloche es una organización sin fines de lucro que desde hace más de 30 años proporciona instrucción y asistencia a personas con discapacidad física y/o mental a fin de estimular el desarrollo de nuevas habilidades a través del deporte y la recreación en clave inclusiva.
Inicialmente, comenzó como un programa social, con chicos y adultos de Bariloche sin recursos, pero el proyecto continuó creciendo y su alcance se volvió universal. La fundación ofrece la posibilidad de esquiar “sin barreras”.
Joaquin Garcia Jurjo, referente de la fundación, comentó en una entrevista los distintos apoyos en los que se sostiene el proyecto. El sector de Turismo de la Provincia de Río Negro aporta la base física. CAPSA, por su parte, brinda pases gratuitos a los participantes del programa, "que es una de las maneras viables de poder llevarlo adelante". Vía Bariloche aportó un micro "para llevar y traer a cada uno desde el Centro al cerro".
Testimonio de Claudio Caprile
Por mi motricidad reducida como secuela de una mielitis, dejé de esquiar desde hace unos tres años, un poco antes de la declaración de pandemia. Los dos años anteriores, tampoco lo había hecho, debido a que sufrí una rotura del tendón de Aquiles de mi pierna derecha, en un accidente de bicicleta. Gracias a Dios —recé con mucha fe— y a la corriente médica naturista, no me operaron y pocos meses después estaba jugando tenis con el tendón soldado.
Estoy en Bariloche, visitando a mi hija y su familia, en nuestro Sur maravilloso.
Días antes de viajar, sabiendo que estaba por llegar una gran nevada, comencé a considerar la idea de volver a esquiar, como fuere, de asumir el desafío. Me dije por qué iba a abandonar la posibilidad de hacer cosas que me gustaban, mientras otros en condiciones más complejas lo seguían haciendo.
Ninguna oficina de información del Cerro Catedral supo responder a mi búsqueda. Por un dato invalorable de un conocido me contacté con la Fundación Desafío, ubicada en la base del Cerro.
Me recibió Paola, la coordinadora, con una gran sonrisa, calidez y buena disposición. Me explicó que es una fundación en la que trabajan voluntarios de Bariloche, ciudad donde tienen sus ocupaciones. En esta oportunidad, se sumó a trabajar y seguir incorporando experiencias, un voluntario de Aspen (EE.UU.)
Por medio de ellos, supe que el pase para los medios era sin cargo por tener setenta años. Otra desinformación.
Al rato, tres instructores se dispusieron a seleccionar el mejor sistema para que pueda esquiar.
Alquilé el equipo y salimos los cuatro a pista. Hay distintos sistemas de esquí adaptado; alcanza a personas privadas de la vista, a quienes les faltan sus piernas, a niños con síndrome de Down, a personas que han sufrido hemiplegias y a casi todo tipo de discapacidades.
La filosofía que nutre a la fundación, es la de promover la igualdad para todas las personas, especialmente para que los niños, cualquiera sea su posición económica, disfruten la experiencia de deslizarse en la nieve.
Tras sentir el contacto de la planta de los pies sobre la nieve, se me dibujó una sonrisa que perduró toda la tarde. Fue un éxito que disfrutamos todos los participantes.
Contribuí aportando una suma de dinero, que sería destinado a niños con discapacidades de escasos recursos, cumpliendo una función social que apunta a la igualdad en todo sentido.
El Gobierno de Rio Negro les cedió el local por cuatro años y nada más. La Dirección del centro de esquí demora el hecho de recibirlos, pudiendo facilitarles muchos beneficios sin mayor esfuerzo.
La conciencia de lo que esto significa para personas que deben fortalecer su autoestima y olvidarse por un rato de sus limitaciones, todo debiéramos sentirla, ponernos por unos minutos en la piel del otro.
La Fundación conoce las necesidades para realizar tan digna tarea y, con apoyo oficial y privado, estaría en condiciones de completar sus objetivos con mayor alcance.