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El Foro Económico Mundial publica su Informe sobre Riesgos Globales 2024

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  • 15 feb 2024
  • 3 Min. de lectura

Ignacio Polenta

Área de Ambiente y Cambio Climático FNGA


Los riesgos de los próximos años, en un contexto de rápidos cambios tecnológicos, incertidumbre económica y calentamiento global.


Año tras año, el Foro Económico Mundial publica su Informe sobre Riesgos Globales, siendo el resultado de la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales (GRPS, por sus siglas en inglés), que reúne las opiniones de cerca de 1.500 personas expertas a nivel mundial provenientes de la academia, la industria, el gobierno, organizaciones internacionales y la sociedad civil. Se enlistan 36 riesgos globales, definidos como “aquellos que al suceder, afectarían negativamente una proporción significativa del PBI mundial, la población o los recursos naturales”, para que sean categorizados según su percepción de prioridad para el presente año, el corto plazo (próximos dos años) y el largo plazo (próximos diez años), con el propósito de brindar a tomadores de decisión un panorama actual y futuro sobre desafíos en diferentes aspectos.


Su última edición, publicada el pasado 10 de enero, explora y contextualiza el análisis a través de cuatro fuerzas estructurales que dan forma a la materialización y gestión de los riesgos: trayectorias relacionadas con el calentamiento global y sus consecuencias para los sistemas terrestres; cambios en el tamaño, crecimiento y estructura de las poblaciones; vías de desarrollo de tecnologías de frontera; y evolución material en la concentración y fuentes del poder geopolítico.


Si bien la desinformación y la información errónea son considerados los mayores riesgos de los próximos dos años, los riesgos ambientales continúan dominando el panorama a largo plazo. Dos tercios de los participantes clasifican el clima extremo como el riesgo con mayor probabilidad de presentar una crisis material a escala global en 2024, y se prevé que la fase de calentamiento del ciclo de El Niño-Oscilación del Sur se intensifique y aumente. También se considera el segundo riesgo más grave en el período de dos años, y casi todos los riesgos ambientales figuran entre los principales de los próximos diez años: fenómenos meteorológicos extremos, cambios críticos en los sistemas terrestres, pérdida de biodiversidad y colapso de ecosistemas, y escasez de recursos naturales.


Sucede algo interesante cuando se pone el foco en los encuestados. Los más jóvenes tienden a clasificar estos riesgos ambientales mucho más alto durante el período de dos años en comparación con los grupos de mayor edad. El sector privado destaca estos riesgos co



mo principales preocupaciones a largo plazo, en contraste con los encuestados de la sociedad civil que los priorizan en períodos más cortos. Esta disonancia en las percepciones de urgencia entre los agentes claves implica una alineación y una toma de decisiones ineficientes, lo que aumenta el riesgo de perder momentos cruciales de intervención.


Los próximos años marcarán el comienzo de un período de cambios significativos que llevará nuestra capacidad de adaptación al límite. Una vez alcanzado un punto de inflexión crítico, los sistemas naturales de la Tierra refuerzan los cambios, por lo que retrasarlos lo mayor posible nos dará tiempo para desarrollar estrategias adecuadas de adaptación y resiliencia. Tanto el sector público como el privado pueden desempeñar un papel clave para extender los beneficios a todos. La solución prioritaria es una reducción más rápida de las emisiones y la adopción de medidas creíbles por parte de todos los agentes de nuestro sistema económico. 


Debemos reconocer la magnitud del riesgo, pero mantener el optimismo de que podemos responder y responderemos de forma que evitemos y mitiguemos los peores riesgos. Somos responsables de la posible sexta extinción masiva, pero también estamos en una posición única para responder y evitar peores consecuencias.





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