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Foto del escritorValentina Barquero

Economistas europeos proponen una tasa climática a los megarricos

Un grupo de economistas pertenecientes al Laboratorio de Desigualdad Mundial (World Inequality Lab), liderado por los franceses Lucas Chancel y Thomas Piketty, propuso recientemente la creación de una tasa a los megarricos con la intención de contribuir al financiamiento en adaptación climática para sectores que no cuentan con los recursos necesarios

A este fondo climático global deberían aportar el 0,001% de la población adulta mundial (unas 65.130 personas) con un patrimonio que supera los 100 millones de dólares. La propuesta es progresiva, ya que implicaría una tasa del 1,5% para los patrimonios comprendidos entre 100 y los 1.000 millones de dólares (62.380 personas), una tasa del 2% para activos de entre 1.000 y 10.000 millones (2.584), una del 2,5% para las fortunas entre 10.000 y 100.000 millones (155) y una del 3% para las 11 personas que tienen más de 100.000 millones.


En el caso de que se lograra imponer el cobro de estos porcentajes sobre dichos montos millonarios, se llegaría a recaudar 300.000 millones de dólares, según los datos publicados en el Informe de Desigualdad Climática 2023, firmado por Lucas Chancel, Philipp Bothe y Tancrède Voituriez.


La problemática en torno a la creación de un fondo de compensación para los países más pobres, con sus inherentes controversias en torno a cómo debe ser financiado y a quiénes debe afectar, fue uno de los tópicos incluídos dentro de los debates en el marco de la 27º Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27) en noviembre del año pasado. En números estimativos, los flujos de financiación para la adaptación hacia los países en desarrollo en la actualidad rondan los 29.000 millones de dólares, frente a los 200.000 millones necesarios para afrontar el problema con efectividad.


Por otro lado, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, propuso públicamente que se graven los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas, argumentando que “es inmoral que las compañías de petróleo y gas obtengan ganancias récord de esta crisis energética a costa de las personas y comunidades más pobres y con un costo enorme para el clima” y exhortó a los gobiernos a tomar posturas duras: “Urjo a todos los gobiernos a gravar estas ganancias excesivas y a utilizar los fondos para apoyar a las personas más vulnerables en estos tiempos difíciles”.


Teniendo en cuenta que es un tema que se ha posicionado en la agenda global, España ha dado ciertas señales que indican que impulsará el debate sobre la creación de este tipo de tasa climática a los megarricos, aprovechando su período de presidencia dentro de la Unión Europea. Teresa Ribera, vicepresidenta y ministra española para la Transición Ecológica, ha expresado que valora este gravamen como “una idea interesante e innovadora”, aunque admite que se deben resolver múltiples “dificultades para su aplicación”.


Es indudable que al día de hoy los recursos disponibles para hacer frente a la crisis climática son insuficientes, especialmente en países en vías de desarrollo. Frente a esto, queda por delante un gran desafío en torno a la decisión de cómo solucionar esta brecha, que se suma a otras ya existentes como la brecha económica, la de género, la de educación, las étnico-raciales, entre otras.


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