El año 2023 comenzó con la asunción de un nuevo Presidente para la República Federativa del Brasil, Luiz Inácio 'Lula' da Silva, quien está llevando adelante su tercer mandato luego de unas elecciones democráticas altamente polarizadas, teniendo en cuenta que arrojaron un 50,9% de votos para el vencedor y un 49,1% para el expresidente Jair Bolsonaro.
Durante sus primeros 4 días de mandato, el recientemente electo Presidente llevó adelante una agenda ajustada.
Primero comenzó por completar la presentación de su gabinete, que estaría conformado por 37 carteras ministeriales, una cifra récord que le permitió al mandatario dar lugar en su gobierno a aquellos aliados multipartidarios que conformaron el Frente Amplio y cuya participación fue menester para lograr la victoria contra Bolsonaro.
Asimismo, firmó 13 decretos de aplicación inmediata. Los mismos incluyen temas ambientales tales como reestablecer el Fondo Amazonia, destinado al desarrollo productivo de las comunidades amazónicas, y revocar un decreto que ampliaba las licencias para la explotación de recursos minerales en la región amazónica. En esta misma línea, incorporó a la ecologista Marina Silva como ministra de Medio Ambiente, quien ocupó dicha cartera 20 años atrás y renunció en su momento por las presiones desarrollistas del resto de los ministerios. Marina Silva se reconcilió con Lula en esta campaña y le prestó apoyo a cambio de que asumiera su agenda ambiental y se comprometiera a reducir la deforestación y el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero
Por último, Lula mantuvo relaciones bilaterales no sólo con líderes de la región de América Latina (Colombia, Chile, Argentina, Bolivia, entre otros) para tratar temas de integración regional económica y energética y de protección del medioambiente; sino también con líderes mundiales de otras regiones, como la Unión Europea y Estados Unidos.
Particularmente, el encuentro con su par argentino, Alberto Fernández, giró en torno a la revitalización del Mercosur. El objetivo de Argentina es lograr la integración financiera y energética con Brasil, a través de un sistema de pagos que beneficie el comercio bilateral y la negociación para que el gasoducto Néstor Kirchner pueda extenderse hasta la frontera con Uruguay.