Las consecuencias del conflicto ruso-ucraniano repercuten cada vez más en la seguridad internacional. En esta ocasión, la destrucción de la represa Nova Kajovka está amenazando a decenas de miles de personas, al ambiente y a la seguridad alimentaria.
El hecho ocurrió la madrugada del 6 de junio. Entre explosiones, la represa hidroeléctrica Nova Kajovka colapsó en el sur de Ucrania, drenando uno de los embalses artificiales más grandes del continente y que abastece a un vasto número de personas. Las consecuencias inmediatas fueron el desplazamiento de miles de personas a causa de las inundaciones y la destrucción de un gran generador de electricidad. Sin embargo, ya se pueden identificar los desafíos futuros que provocarán los problemas relacionados con el suministro del agua y la contaminación de la tierra.
Naciones Unidas designó esta catástrofe como el “incidente más significativo de daño a la infraestructura civil desde el comienzo de la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa” y resaltó que tendrá consecuencias graves y de gran alcance para miles de personas. Mientras que Kiev culpa a la Federación Rusa, que tomó el control de la represa el 24 de febrero de 2022, el Kremlin acusa a Ucrania de sabotaje. Sin embargo, la situación amerita respuestas rápidas, por lo que Naciones Unidas y organizaciones humanitarias intensificaron sus operaciones para solventar los impactos, brindando asistencia urgente a más de 16000 personas afectadas.
En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el representante de Mozambique advirtió sobre las repercusiones globales del desastre ambiental que se avecina, particularmente en las poblaciones, los ecosistemas y en la cadena mundial de suministros de alimentos que ya se encontraba en dificultad. El debate continuó y se subrayaron las preocupaciones humanitarias y ambientales por parte de las delegaciones de Reino Unido, Francia, Suiza, Malta, Mozambique, Letonia y Polonia.
Consecuencias ambientales
El abanico de impactos causados por esta catástrofe es amplio, abarcando desde el desplazamiento de miles de personas, la devastación de la tierra y pérdida de ganado, hasta la contaminación del ambiente. Andrij Melnyk, viceministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, calificó a la ruptura de la represa como el “peor desastre ambiental en Europa desde Chernóbil”.
Por otro lado, el ministro de Medio Ambiente de Ucrania, Ruslan Strilets, advirtió que hasta el momento se cree que potencialmente se han vertido al agua entre 600 a 800 toneladas de petroleo, que se desplazarán hacia el rio Dniéper y se dirigirán progresivamente hacia el Mar Negro.
Luego del suceso, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski se dirigió a los medios a través de un discurso nocturno donde calificó el hecho como un acto de “ecocidio", señalando que “se formó una mancha de petróleo de al menos 150 toneladas y fue llevada por la corriente al Mar Negro. Todavía no podemos predecir cuánto de los productos químicos, fertilizantes y otros productos derivados del petróleo y almacenados en áreas inundadas terminarán en los ríos y el mar”.
Por otro lado, distintas organizaciones ambientalistas de Ucrania manifestaron su preocupación sobre la alteración del clima en la región. Iuliia Markhel, coordinadora de “Let's Do It Ucrania SOS" advirtió que “es probable que las tierras agrarias de Ucrania hayan sido destruidas”. Además, se refirió a las áreas inundadas, algunas de las cuales podrían convertirse en desiertos y otras en pantanos, cambiando totalmente los ecosistemas y dificultando la agricultura y la ganadería.
Así también, el agua en movimiento rápido desplazará a los proyectiles a áreas previamente evacuadas como seguras, colocando a las personas en una situación de mayor vulnerabilidad, agravada por la contaminación por minas y explosivos.
Implicaciones para la Seguridad Alimentaria
Hasta el momento, autoridades ucranianas han informado que al menos 40 asentamientos en Kherson están inundados parcial o totalmente. Estas inundaciones sostenidas interrumpen las actividades agrícolas y dañan tanto el ganado como las actividades pesqueras. Naciones Unidas lo calificó como un “golpe masivo” para el sector de producción de alimentos que “ya está significativamente dañado”.
Además del impacto de las inundaciones, posteriormente sería la falta de agua que afecte a los campos, considerando que el embalse de Kakhovka es la principal fuente de abastecimiento de agua para el sistema de riego de la región sur de Kherson, lo que causará problemas relevantes en la agricultura, el ganado y la población local que vive de ellos.
El Ministerio de Política Agraria y Alimentación de Ucrania advirtió sobre los problemas relacionados al abastecimiento de alimentos, no sólo en la región, sino con implicaciones globales, afectando también a todos los Estados que abastecen de los granos ucranianos que ya atravesaban problemas alimentarios preexistentes. “El desastre provocado detendrá el suministro de agua de 31 sistemas de riego en las regiones de Dnipropetrovsk, Kherson y Zaporizhia”, comunicó el Ministerio. En 2021 estos mismos sistemas abastecieron a 584.000 hectáreas, de las cuales se cultivaron alrededor de 4 millones de toneladas de cereales. En 2023, solo 13 sistemas de riego se encuentran activos, y como consecuencia de la catástrofe de la represa Kajovka, el 94% de los sistemas de riego en Kherson quedaron inhábiles, el 74% en Zaporizhia y el 30% en las regiones de Dnipropetrovsk.
El Ministerio en el mismo comunicado advirtió que “la destrucción de la represa Kajovka significa que los campos en el sur de Ucrania pueden convertirse en desiertos el próximo año”, dado que sin el embalse de Kajovka no solo sufrirán los agricultores, sino también las fuentes de abastecimiento de agua potable en las zonas pobladas.